Estrategias para el docente

Para captar la atención del alumno:

El gesto de requerimiento de atención es un patrón comunicativo básico y predominante para poder iniciar y mantener la comunicación.

En general, podemos y debemos llamar la atención de los alumnos sordos, y/o con discapacidad auditiva, con todos los recursos posibles que estén a nuestro alcance: vocales y corporales.

Si nuestro alumno tiene restos auditivos que puede aprovechar, le llamaremos por su nombre en voz alta, asegurándonos de que nos puede responder, y acompañaremos la llamada vocal con alguna de las otras estrategias que seguidamente vamos a comentar:

  • Si estamos junto a él, le daremos suaves toques en el hombro (nunca en la cabeza), en la espalda o en el brazo; si estamos sentados junto a él lo haremos en el antebrazo o en la pierna. 
  • Si está lejos: podemos mover nuestro brazo o nuestra mano agitándolos en el aire para llamar su atención; o bien, si está con otros compañeros, decirles que le avisen. También, podemos acudir por nuestro propio pie allí dónde esté. 
  • Si está en espacios cerrados, como el aula o el gimnasio, podemos utilizar las técnicas arriba mencionadas, encender y apagar las luces o golpear con nuestro pie en el suelo (si es de tarima) para que perciba la vibración, aunque esta última opción es la menos utilizada.

Para mantener la atención del alumno:

La expresión facial y corporal que presentamos en nuestra comunicación se vuelven mucho más importantes en este punto. El movimiento de nuestro cuerpo y/o nuestro rostro deben manifestarse con un cierto valor afectivo y motivacional para que el alumno perciba realmente que estamos atendiéndole. Asentir cuando se dirige a nosotros es fundamental.


  • Nuestras miradas deben coincidir con la suya y nuestra expresión facial debe invitar al niño a participar y, a la vez, mantener su interés en la interacción. 
  • Asimismo, los niños y adolescentes sordos pueden ser mucho más expresivos en sus gestos faciales y corporales y no debemos malinterpretarlos. 
  • La ubicación del niño en el aula es más importante de lo que se puede pensar: 
  1. Este lugar debe permitir al niño acceder con facilidad a toda la información visual relevante para los aprendizajes: visión frontal de la pizarra u otros soportes visuales, visión frontal del lugar que ocupan los docentes, y visión global de lo que sucede en clase. 
  2. Se puede colocar al niño en la primera fila de la clase, enfrente de la profesora, o bien ubicar la clase en forma de U o en semicírculo siempre que sea posible, para que pueda ver a los demás niños y también al educador. 
  3. Como docentes, este lugar, además, debe permitir y favorecer una atención directa al niño para facilitar la supervisión de su trabajo. 



Para mantener la Comunicación:

  •  Asegurar que nuestro alumno nos está viendo, mirando y atendiendo cuando nos estamos dirigiendo a él o al grupo/clase.
  • Realizar el signo o decir la palabra siendo conscientes de que nos está mirando.
  •  No girar la cabeza mientras hablamos. 
  •  No dar explicaciones ni información básica mientras caminamos en clase o se escribe en la pizarra. 
  •  Evitar poner papeles, lápices o las manos delante de la cara. 
  •  Indicar el objeto del que se va a hablar y que esté en su campo de visión, y pueda percibir el referente (el objeto del que se va a hablar) y su denominación (su nombre, su signo) al mismo tiempo. Mucho cuidado con la ATENCIÓN DIVIDIDA: Nos tenemos que asegurar bien de que el alumno ha visto aquello de lo que le estamos hablando, o bien que sigue nuestra explicación una vez que ha visto el referente. 
  •  Cuando sea necesario, realizar un enunciado más corto, que resuma, simplifique el contenido del mensaje en su esencia pero con una estructura correcta. 
  •  Asegurar que conoce las palabras que le estamos diciendo, para que pueda seguir nuestra vocalización. Utilizar un lenguaje claro, bien vocalizado y fácil de entender. 
  •  Utilizar además el señalamiento con nuestro dedo índice o con la mano (deícticos), que muchas veces va a ser fundamental para hacer referencia a lo que queremos decir hasta que lo sepamos explicar o nos pueda entender. 
  •  Utilizar enunciados interrogativos cerrados (SI/NO), para obtener respuestas lingüísticas más inmediatas cuando lo creamos oportuno. 
  •  En situaciones grupales, como la asamblea o las tutorías, es fundamental respetar el turno de palabra y dejar claro quién está hablando en cada momento.
  •  Informar de ello cuando haya terminado la conversación o vaya a interrumpirse.


Otros aspectos de interés que benefician la comunicación en el aula y el proceso de enseñanza aprendizaje.

  •  El aula debe tener unas buenas condiciones tanto acústicas como de iluminación. Habrá que controlar el ruido ambiental y tener siempre en cuenta el campo visual del alumno. La iluminación debe favorecer la apreciación correcta de vuestro rostro sin ningún impedimento o deslumbramiento para que vea los labios en particular y la expresión facial en general. 
  • Puede ser beneficioso colocar junto a los alumnos sordos a aquellos compañeros oyentes que tengan una actitud colaboradora realizando la función de tutoría entre iguales. 
  •  Las metodologías que mejor se van a adaptar a este tipo de alumnos serán las de carácter visual, activas, de descubrimiento y exploración. 
  •  Será fundamental anticipar cualquier modificación en la rutina diaria o la realización de actividades extraordinarias y asegurarnos de que ha entendido lo que va a ocurrir.


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